Cristian Abreu, una plata de oro

Cristian Abreu, una plata de oro

Cristian Abreu obtuvo un resultado histórico. Foto: Endrys Correa Vaillant

Cristian Abreu llegó a los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile con el propósito de discutir el primer oro del frontball en la historia de este deporte. Invicto tras cuatro partidos, el muchacho, natural de San José de las Lajas, logró su objetivo; pero aspiraba a más, quería coronarse.

Tras los cinco primeros puntos marcados por él en la final panamericana, su semblante cambió. Comenzó de nuevo un dolor en las piernas que lo había aquejado en fechas recientes, y solo con la vergüenza deportiva que caracteriza a los atletas cubanos, pudo completar ese partido, hasta salir de la cancha en una silla de ruedas.

Escuchar que una medalla de plata «sabe a oro» es quizá una de las frases más manidas en términos de periodismo deportivo. Sin embargo, en el caso de Cristian Abreu se puede emplear sin pecar de facilista ni conformista.

«Empecé a practicar beisbol en cuarto grado, y para ir a entrenar tenía que pasar obligatoriamente por la cancha. Ahí fue donde empezó mi acercamiento a este deporte», relató Abreu a Granma.

En su etapa de pelotero, Cristian era pitcher y no podía jugar cancha porque se lesionaba el hombro debido al cambio de pelota. En la secundaria, un amigo lo llevó «en serio» a la cancha, abandonó el beisbol, y cuando todavía estaba en edad escolar, ganó medalla de bronce en el Campeonato Nacional de Pelota Vasca para mayores, en 2013.

Esa pasión, que comenzó como entretenimiento, lo llevó hasta el equipo nacional. «Soy campeón nacional de un deporte poco divulgado. La pelota vasca tiene tres modalidades: trinquete, frontón y frontball», argumenta, con placer de maestro.

«Mi primer evento internacional sería el Campeonato Mundial de Frontball, en 2021, pero no pude asistir, debido a un contagio con la COVID-19. El año pasado sí pude asistir, y quedé en quinto lugar del mundo. En abril fui al clasificatorio para Santiago-2023 y gané el oro», comentó.

Cristian llegó a los Juegos Panamericanos con la confianza en que podía llegar a la final y discutir el oro, en buena lid, con el mexicano David Álvarez, un atleta que es medallista mundial. En su camino hasta la final no perdió un solo set, ante representantes de Perú, Estados Unidos, Brasil y Argentina.

«Nosotros jugamos en pisos que patinan. En los Panamericanos colocaron sobre la cancha un taraflex engomado, y nos frenaba mucho. Entonces los músculos de las piernas se me empezaron a contraer, desde el primer día, contra Perú», agregó.

Cuando terminó ese primer choque, sintió unas pequeñas molestias en los dos pies. Se preguntaba qué le sucedía, y acudió a especialistas chilenos, pues su fisioterapeuta acompañó al equipo de balonmano en esta cita multideportiva.

«En una primera consulta me aplicaron unos masajes en la zona afectada. Este no era el tratamiento que yo llevaba y, a la postre, me afectó más. Tuve que resolver en una piscina con hielo que me alivió muchísimo, logré que se desinflamaran bastante los pies, y pude empezar a caminar. Repetía este protocolo las noches antes de cada partido», explicó.

El juego final comenzó parejo, pero Cristian acumulaba el desgaste físico de una lesión seria en una competencia de rigor. «No me gustan las especulaciones, pero me queda el sinsabor de no haber discutido esa final en igualdad de condiciones físicas que mi rival. El mexicano es un atleta excepcional, pero yo quería el oro, y me había preparado para ganarlo», explicó.

Tomado de Granma

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