Florida, 6 nov.- En esta jornada del 6 de noviembre, cuando en la franja palestina de Gaza, el sionismo israelí reproduce un genocidio tan infame como el perpetrado por el fascismo hitleriano entre 1939 y 1945, el planeta rememora el Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados.
De acuerdo con una publicación del sitio web de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la humanidad siempre ha contado sus víctimas de guerra en términos de muertos y heridos, por ser los más dolorosos, pero también en ciudades destruidas y medios de vida arruinados, sin embargo, el medio ambiente ha sido con frecuencia una víctima olvidada.
La guerra y los conflictos armados son causa frecuente de pozos de agua contaminados, cultivos quemados, bosques talados, suelos envenenados y animales sacrificados, y todo eso se ha justificado para obtener una ventaja militar.
De acuerdo con agencias de la propia ONU, la mayoría de los enfrentamientos armados en los últimos 60 años se relacionaron con la explotación de recursos naturales, incluidos la tierra fértil y el agua.
Para el organismo internacional es fundamental garantizar que la preservación del medio ambiente forme parte de las estrategias para la prevención de conflictos y para el mantenimiento de la paz y su consolidación, pues no puede haber armonía duradera en el mundo si los recursos naturales que sostienen los medios de subsistencia y los ecosistemas son destruidos.
En consecuencia, y para crear conciencia sobre este transcendental asunto, la Asamblea General declaró el 6 de noviembre como Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados, y ratificó su compromiso con la aplicación plena de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para todos los países.
Cuba repudia las atrocidades de la guerra, incluido el asesinato de palestinos por parte del ejército de Israel, apoyado por los Estados Unidos, y al mismo tiempo intensifica el trabajo institucional y comunitario para defender el empleo racional de los recursos no renovables y el medio ambiente a través de la Tarea Vida y prácticas como la agricultura sostenible, para vivir en armonía con la naturaleza.