Las casi desconocidas hazañas periodísticas de Ángel Boan (+Fotos)

Las casi desconocidas hazañas periodísticas de Ángel Boan

La Habana (Prensa Latina) Aunque ya había dado varios “palos periodísticos” para Prensa Latina, el experimentado corresponsal Ángel Boan murió el día que iba a cumplir su mayor cobertura: la primera visita del comandante Ernesto Che Guevara a Argelia.

  • agosto 10, 2025
  • 20:16 ( UTC -04:00 )

Por Jorge Luna

Periodista de Prensa Latina

Boan representaba allí a la joven agencia informativa latinoamericana cuando el Che llegó a ese país norafricano agredido por Marruecos y con el que Cuba iniciaba fuertes lazos de colaboración en salud y asesoría militar.

Era el 18 de julio de 1963, hace ya 62 años, y desde temprano el Che recorría en caravana las carreteras del sur del país, pero el automóvil en que viajaba Boan tuvo un violento accidente y el periodista de mil hazañas falleció inmediatamente.

El Che, muy afectado por la muerte de Boan, pidió traer al médico cubano Manuel Cedeño que prestaba servicios en Setif, para que embalsamara los restos de Boan y poderlos llevar a La Habana, según relató Gabriel Molina, otro corresponsal de Prensa Latina, que lo reemplazaría en Argel.

Prensa Latina atesora en sus archivos una fotografía del funeral de Boan -fallecido a los 36 años de edad- en La Habana, organizado por la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y encabezado por el Comandante Guevara.

La agencia perdió así uno de sus mejores periodistas. Luego, caerían asesinados otros, víctimas de las agresiones de Estados Unidos y sus aliados contra Cuba y Prensa Latina, el primer proyecto mediático alternativo al monopolio informativo estadounidense.

¿Qué hizo Boan antes de Argelia para ser considerado entre los mejores? Fue -junto al cubano Francisco V. Portela y al colombiano Gabriel García Márquez- uno de los primeros corresponsales de la agencia en Estados Unidos, con oficina en pleno Manhattan, Nueva York, donde llegó a conocer las intimidades políticas, económicas, sociales y culturales de esa sociedad.

Fruto de sus agudas observaciones y reportajes escribió el libro “Dos años tras la cortina de chicle”, que abarca diversos hechos y anécdotas de su estancia en Estados Unidos, incluyendo una entrevista -que nadie más había logrado- a un condenado a muerte por asesinato horas antes de su ejecución -un caso muy mediático en la época.

Se trata de una franca conversación con Caryll Chessman, condenado dos años antes a la silla eléctrica, que sorprendió a los más destacados periodistas estadounidenses de entonces. Todavía no se sabe exactamente como lo logró.

A Boan le divertía el periodismo y, según quienes lo conocieron, en una ocasión logró sorprender al dictador dominicano (Trujillo) con una falsa entrevista.

Antes del triunfo de la Revolución cubana, Boan se exilió en Guatemala, donde trabajó en el gobierno de Jacobo Árbenz hasta su derrocamiento por la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Tras abandonar Guatemala, encontró refugio en México hasta regresar a Cuba en los años 50, donde ejerció el periodismo político.

Hoy, al recordar la trágica muerte de Boan, es bueno también profundizar en su corta pero extraordinaria vida, llena de verdaderas hazañas del periodismo latinoamericano.

Tomado de Prensa Latina

Comparte en redes sociales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *