El 12 de julio del año 1815 nace la patriota cubana Mariana Grajales Cuello, la madre de los Regüeiferos, de los Maceos y de la Patria, que se le recuerda como lo hizo José Martí, “con su pañuelo de anciana a la cabeza, con los ojos de madre amorosa para el cubano desconocido, con el fuego inextinguible en la mirada y en el rostro todo, cuando se hablaba de las glorias de ayer, y de las esperanzas de hoy”.
Desde pequeña despuntó en ella una recia solidez cívica legada por su familia y formada a partir de lo que escuchaba en su hogar, donde constantemente se condenaban los atropellos y crímenes de la esclavitud y se resaltaban los intentos conspirativos de los patriotas cubanos que visitaban la casa.
Por su condición de negra y pobre no pudo recibir la debida instrucción, la cual suplió con su inteligencia natural y su comprensión de los problemas de la época que le tocó vivir, así se convirtió en una mujer de principios inflexibles; era muy laboriosa y se hizo acompañar con la práctica de una exquisita urbanidad en sus relaciones humanas, que supo transmitir a sus hijos y nietos.
Quienes la conocieron, la describen como una mujer “robusta, de regular estatura, más bien baja, nerviosa, de movimientos ligeros”, tierna y bondadosa, que vestía con pulcritud y lo mismo ayudaba en la atención a los cultivos que en la esmerada limpieza de la casa.
El día 23 de octubre de 1868, trece días después de iniciada, se sumó a la lucha por la independencia y se mantuvo en ella 10 años, hasta 1878, acompañando a los insurrectos en la manigua y además de curar heridos y atender a los enfermos, incluidos sus propios hijos, en los hospitales de sangre del Ejército Libertador, se dedicó a arreglar la ropa de los soldados, trasladar armas y pertrechos a las fuerzas cubanas y animar con su optimismo y fe en la victoria.
En la manigua irredenta perdió a su esposo Marcos y a varios de sus hijos, además de soportar con firmeza los rigores de vivir en campaña, siendo incluso una mujer sexagenaria, cumplió su deber como mambisa con total entereza y coraje, y no escatimó la vida de los suyos para lograr la libertad de la Patria.
Después del Pacto del Zanjón y como muchos otros patriotas tuvo que partir hacia el exilio en Jamaica, allí vivió en una casa pequeña y humilde que muy pronto se convirtió en centro de reunión de los revolucionarios, y fundó organizaciones patrióticas, desde las cuales continuó abogando por la libertad de Cuba; en ese país muere el 27 de noviembre de 1893.
El propio José Martí la visitó allí en varias ocasiones y de ella expresó “Es la mujer que más ha conmovido mi corazón”; a 112 años de su natalicio Mariana Grajales es permanente inspiración para las mujeres cubanas.