Julio, 2025.- El periodista, combatiente revolucionario y segundo jefe de la expedición del Granma Juan Manuel Márquez Rodríguez nació el 3 de julio del año 1915 en la barriada habanera de Santa Fe; a los 15 años era ya conocido por su enfrentamiento a la tiranía machadista, la cual lo sancionó a penas de cárcel, primero en el Castillo del Príncipe, luego en el Presidio Modelo de Isla de Pinos, a pesar de no tener la edad suficiente.
Hombre de acción y de pensamiento empezó sus luchas políticas desde posiciones radicales, vinculándose al Ala Izquierda Estudiantil y a la Hermandad de Jóvenes Cubanos, ambas bajo la inspiración del primer Partido Comunista; presidente de la Asociación de Estudiantes del Instituto de Marianao durante muchos años, todos los alumnos de la Segunda Enseñanza del municipio tenían una profunda admiración por él.
Restablecidas en Cuba las libertades democráticas, el pueblo lo eligió concejal en 1944, con una amplia votación; cuentan que al asumir el cargo, se preocupó de que el municipio tuviera biblioteca, que hubiera una estrecha vinculación entre las escuelas y los museos, y de la existencia de una banda de música.
Juan Manuel Márquez presentó mociones de condena al asesinato del representante al Congreso Nacional, Jesús Menéndez, y cuando marines yanquis profanaron la estatua de José Martí en el Parque Central en el año 1949, increpó a sus compañeros de la Asamblea Municipal: “¿Vamos a permanecer impasibles ante esta afrenta?”
Con la pluma y el verbo como eficientes armas de combate, Juan Manuel Márquez ejerció un periodismo combativo, desde el rotativo El Sol, de Marianao, alertó sobre el peligro que para el país entrañaba el sargento Fulgencio Batista, devenido coronel, a quien calificaba de aventurero vendido a las peores causas y en la emisora habanera C O C O mantuvo con una gran audiencia el espacio, Vergüenza contra dinero.
Para combatir la dictadura batistiana se unió al grupo que dirigía Fidel en México a preparar la expedición del Granma en la cual vino como segundo jefe; y tras el combate de Alegría de Pío, fue perseguido con saña por las huestes del dictador, hasta que fue detectado y asesinado el 15 de diciembre de 1956.
Al evocarlo, tras el triunfo de del 1º de Enero de 1959, el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro lo llamó “mi compañero de organización del 26 de Julio en el exilio” y le calificó de “orador formidable” que “hacía poner en pie a la multitud con su palabra vibrante (…) No está presente hoy, pero la obra que inició está aquí presente”.