Agosto, 2025.- Una introducción necesaria: Existe una pregunta tremenda, y una verdad tan grande como un hospital que algunos, de forma hipócrita, ingenua, o mal intencionada tal vez, evitan plantearse o publicar en redes sociales, como si no fuera la causa principal de carencias y dificultades presentes ahora mismo en el sistema de Salud Pública cubano y en el resto de la escena socioeconómica de la nación.
Pregunta principal:
¿Cuánto daño le causa a este sector el férreo y criminal bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos al pueblo de Cuba desde hace más de 65 años, recrudecido hasta la médula en la actual administración de Donald Trump, con Marco Rubio a su derecha como Secretario de Estado y Asesor de Seguridad Nacional aferrado a su eterno rencor y odio enfermizo contra todo aquello que se parezca a la Revolución cubana?
Desarrollo: Cualquier investigador, periodista o ser humano común, con interés real en denunciar y divulgar la realidad del sistema de Salud Pública en este archipiélago, cercado y agredido por todas las vías posibles a manos del Tío Sam, debe consultar fuentes, contrastarlas, verificar realidades, comparar resultados y buscar las causas de la actual situación en hospitales y otros niveles de la asistencia médica cubana.
Debe, sobre todo, organizar un grupo de cuestionamientos básicos imprescindibles para generar opinión, incluidos los siguientes:
¿Qué interés pueden tener el Estado y los gobiernos locales en mantener el deterioro de una conquista que puso a Cuba como ejemplo supremo de humanismo, inclusión y solidaridad a nivel mundial?
¿Cuántos países del mundo han rechazado el Bloqueo imperialista en las Naciones Unidas, luego de escuchar en el plenario de la Asamblea General de ese organismo global la denuncia cubana sobre daños provocados a la calidad de vida y a los derechos de millones de ciudadanos de esta pequeña nación antillana?
¿Por qué los Estados Unidos persiguen, acosan, sancionan y amenazan a compañías y grupos financieros que se atreven a negociar con Cuba la venta de medicamentos, insumos y equipos médicos para el sector de la Salud, con ejemplos demostrados y de conocimiento público?
¿Cuál es la intención de la Casa Blanca en su arremetida contra el Programa de Colaboración Médica de Cuba en el exterior, reconocido también como una fuente lícita de refinanciamiento destinado a sostener aquí los servicios de salud? ¿Por qué promueven, desesperadamente, la deserción del personal de salud en el cumplimiento de misiones en diversos lugares del planeta donde salvan miles de vidas?
¿Por qué algunos de los que hoy se convierten en críticos acérrimos de las carencias que realmente impactan la atención médica en Cuba no se rasgaron las vestiduras cuando Trump le negó a este país el acceso al oxígeno necesario para los pacientes afectados por la COVID- 19, o frente a las más de 243 medidas adoptadas por Washington en los últimos diez años con el objetivo de crear miserias, incertidumbre, desesperación y zozobra en la población cubana y sembrar la desconfianza en su Gobierno y en un sistema social que se resiste a ver la medicina como una mercancía, pese a las distorsiones presentes en esta esfera?
¿Cuántas clínicas y hospitales existen en diversos países, equipados con recursos y tecnologías de punta y, sin embargo, no cuentan con personal para brindar el servicio; o lo que es peor, muy pocos de los ciudadanos de su entorno tienen acceso a ellos? ¡Pregunten sobre ese tema a los médicos cubanos!
¿Si nuestros hospitales y clínicas están realmente en ruinas, por qué algunos extranjeros y migrantes nacionales prefieren regresar a esta isla en busca de tratamiento médico para sus enfermedades o gestionar asistencias que pudieran recibir en el país donde hoy se refugian? ¿Por qué?
La dolorosa realidad del déficit de colchones en el Hospital Municipal Manuel Piti Fajardo de Florida, en la provincia de Camagüey, fue explicada recientemente por el doctor Alberto Abascal Santana, director de la institución, quien refirió el envejecimiento, deterioro o incineración obligada de un porciento de esos recursos, así como a la necesidad de higienizar, desinfectar o reparar otro grupo de forma sistemática para extender su vida útil.
El propio directivo habló de gestiones realizadas con los proveedores habituales y otros privados en diferentes provincias para adquirir nuevos colchones (el hospital floridano demanda más de 100 unidades de ese tipo), pero chocaron, según explicó, con la falta de materia prima para la fabricación de ese recurso.
La Salud En Florida no es solo colchones:
La realidad de carencias presentes en algunas de las unidades de salud del municipio de Florida, sin duda alguna, duele y preocupa; sin embargo, duele mucho más saber cómo un grupo de coterráneos hacen coro en el ataque a un sector donde cada día se escriben páginas de lealtad, sacrificio y esfuerzo por los demás.
En ese mismo hospital, al que hoy le faltan colchones y es tensa la disponibilidad de recursos humanos, se realizan, cada jornada, intervenciones quirúrgicas complejas, de urgencia o electivas, donde mucho más importantes que un suero o una aguja para sutura son la inteligencia, la experiencia y el amor de cirujanos, enfermeros y especialistas en el quirófano.
Del servicio Materno infantil de ese hospital salen vivos cada año cientos de niños y madres atendidas por Ginecólogos, Obstetras y Neonatólogos que no descansan en su desvelo por garantizar la supervivencia de ambos, en medio de limitaciones y déficit de todo tipo, menos de la voluntad para hacer el bien y cumplir con el juramento hipocrático.
Allí laboran hombres y mujeres que también sufren apagones en el hogar, salen a luchar la comida diaria y tienen responsabilidades familiares, pero son capaces de anteponer las demandas de los pacientes a necesidades personales, y esa actitud merece respeto en la actual coyuntura.
¿Qué se puede hacer mucho más por encontrar soluciones o hacerlo mejor? Es cierto; en esa batalla no puede haber descanso a todos los niveles en el Sistema de Salud Pública y en otras instancias decisorias de Florida y de toda Cuba.
¿Que el pueblo demanda información constante, veraz y oportuna, así como respuestas por parte de actores e instituciones sociales obligados a ofrecerlas en cualquier espacio y plataforma, sin miedo a explicar las causas de aquellas realidades que tanto afectan y son evidentes? También es cierto.
A veces nos preguntamos dónde están esas narrativas públicas de voces autorizadas más allá de una reunión cerrada o de una entrevista eventual en la prensa, o de uno o dos directivos dispuestos a ofrecer detalles y lanzarse a la picota del cuestionamiento en la tribuna pública, como lo hizo el propio doctor Abascal en días recientes.
Pero culpar únicamente a un hospital o una persona de un fenómeno coyuntural cuando se conoce o se oculta la causa principal del mismo es poco menos que infamante, irresponsable, inmoral y tendencioso.
Un diagnóstico indiscutible:
Que nadie lo dude, pueden coexistir ahora mismo los dolores del burocratismo y ciertas manifestaciones de indolencia o falta de empuje, pudiera ser; pero con toda certeza sobran especialistas y datos para demostrar que la peor enfermedad incrustada en el organismo del Sistema de Salud Pública cubano tiene un nombre, y se llama Bloqueo económico, comercial y financiero criminal, genocida y lleno de odio impuesto, recrudecido y extendido en el tiempo por cada uno de los gobiernos que llegaron a la Casa Blanca con el propósito de acabar con la Revolución y poner de rodillas a un pueblo digno y dispuesto a defender su soberanía al precio que sea necesario.
Pero olvidan un principio insoslayable para este caimán fidelista: Con, o sin colchones, ¡Aquí no se rinde nadie!