La Paz, 21 ago.- El Capítulo Bolivia, de la Liga Internacional Antifascista, consideró hoy inadmisible la presencia de miles de efectivos militares a bordo de un destacamento naval de Estados Unidos cerca de las costas de Venezuela, en el Caribe.
“(…) Levantamos la voz, porque una vez más el imperio quiere sembrar muerte (…)”, afirma un comunicado entregado por los activistas a Prensa Latina.
Advierten que, una situación similar ocurrió en Iraq, Afganistán y Libia, donde el Pentágono entró con buques y efectivos con la promesa de libertad, y dejaron desiertos de sangre, huérfanos y pueblos rotos.
“Ahora quieren repetir la historia en nuestra propia casa, en Venezuela, tierra hermana, parte de la Patria Grande. ¡No lo vamos a permitir!”, sostiene el documento.
Subraya el escrito que, con campañas de difamación contra el presidente Nicolás Maduro, Washington pretende justificar una invasión militar e iniciar una guerra.
“Nos quieren hacer creer que se trata de democracia o derechos humanos, cuando en realidad lo único que buscan es apropiarse de los recursos naturales de Venezuela”, aclaran los antifascistas bolivianos.
Reafirma el comunicado, el rechazo al llanto de niños y madres venezolanas “por lo que significa la amenaza y la posible consecuencia de pérdidas humanas en enfrentamientos provocados por la voracidad imperialista”.
La víspera, el presidente de Bolivia, Luis Arce, fue tajante en su discurso durante la XIII Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).
Afirmó que el objetivo de esa reunión era “(…) hacer efectiva toda nuestra solidaridad con el pueblo y el Gobierno de la hermana República Bolivariana de Venezuela, ante la inadmisible provocación de los EEUU que todavía piensa que nuestra América sigue siendo su patio trasero”.
Señaló que la convocatoria se debió a una coyuntura delicada, pues el Gobierno de Estados Unidos ha anunciado el despliegue de fuerzas militares en el Mar Caribe y en varios puntos de América Latina bajo el pretexto de combatir el narcotráfico.
Advirtió que estas órdenes unilaterales constituyen una abierta amenaza a la paz regional, vulneran la soberanía de los Estados y desconocen los principios básicos del derecho internacional.
Sobre este particular, enfatizó en que “Bolivia se suma a la voz firme del ALBA-TCP para rechazar toda forma de injerencia y para reiterar que América Latina y el Caribe son y deben seguir siendo una Zona de Paz”.
Indicó Arce que la verdadera seguridad de nuestros pueblos no se construye con la presencia de buques de guerra ni con el despliegue de tropas extranjeras, sino con más integración, más justicia social, más democracia y más soberanía.
“El ALBA-TCP debe reafirmarse como un bastión de resistencia y de esperanza -sostuvo el dignatario-, una voz unida que diga al mundo que nuestros pueblos no aceptarán imposiciones ni amenazas. Estamos aquí para reafirmar que la dignidad no se negocia, que la soberanía no se cede y que la paz no se militariza”.
Aclaró el jefe de Estado que el despliegue de buques y miles de efectivos castrenses tiene el objetivo de controlar geopolíticamente a América Latina por sus recursos naturales.
“Sabemos que, en realidad, detrás de esa fallida guerra internacional contra las drogas, está lo aparente y que el objetivo central es ocultar ante el mundo su interés real (…)”.
Reiteró que ese propósito es controlar geopolíticamente América Latina y el Caribe por sus recursos naturales y destruir al pueblo organizado para evitar “que sigamos un camino propio y soberano”.
Condenó estas acciones, expresó su solidaridad con el Gobierno y el pueblo de Venezuela, y enfatizó en que militarizar el Caribe y Sudamérica, bajo un discurso de lucha contra el narcotráfico, revive viejos patrones de imposición que los pueblos rechazan categóricamente.
“Bolivia se suma a la voz firme del ALBA-TCP para rechazar toda forma de injerencia y para reiterar que América Latina y el Caribe son y deben seguir siendo una zona de paz”, concluyó el jefe de Estado boliviano.
Tomado de Prensa Latina