Junio, 2025.- El 28 de junio de 1844 pierde la vida el poeta Gabriel de la Concepción Valdés, o Plácido, seudónimo con el cual firmó su obra, uno de los poetas románticos más importantes de la literatura cubana que en el siglo XIX gozó de gran aceptación popular y es considerado por algunos críticos como uno de los iniciadores del criollismo y el siboneyismo.
Solo vivió 31 años, que no llegaría a cumplir, pues cayó fusilado ante el plomo español, a consecuencias del trágico episodio conocido como La Conspiración de la Escalera; fue sujeto y objeto de polémicas entre peninsulares e integristas y también con los cubanos, por lo que algunos lo calificaron de traidor, delator y cobarde, y otros de mártir y símbolo de un ideario independentista.
Versificador espontáneo como pocos, antes o después, su obra fue mucho más alegre, sin dejar de ser fina, y despojada del exceso romántico; de él, dijo Lezama Lima: “Fue la alegría de la casa, de la fiesta, de la guitarra y de la noche melancólica. Tenía la llave que abría la puerta de lo fiestero y aéreo”.
En su época Plácido fue el poeta de mayor divulgación en Cuba, y en la Literatura cubana uno de los decanos en sensibilidad, y aunque sus no tienen la perfección ni la profundidad ideológica de Heredia o Milanés, sin embargo, la versificación es tan natural que algunos de sus poemas eran escuchados cien años más tarde en las calles de La Habana, repetidos de memoria en muchos casos sin saber el declamador quien era el autor.
Gabriel de la Concepción Valdés, trabajó como carpintero, tipógrafo e incursionó con maestría en la fabricación de peinetas y otros objetos de carey; estudió Literatura y colaboró en los periódicos La Aurora, de Matanzas y El Eco, de Villa Clara, hasta que, en un proceso amañado, carente de garantías, fue sentenciado a morir fusilado por la espalda, por la acusación de ser uno de los integrantes de la Conspiración de la Escalera.