Marzo, 2025.- El Himno Nacional cubano, como el resto de los símbolos patrios, es sagrado y merece respeto en cualquier sitio donde se escuchen sus notas.
Está marcha de combate, cuya letra fue escrita por el insigne mambí Pedro (Perucho) Figueredo en los albores de la primera guerra de independencia contra el colonialismo español, no puede considerarse nunca como una simple tonada; es y será por siempre un recordatorio mayúsculo de toda la sangre, valentía y sacrificio derrochados en la conquista de la libertad, la soberanía y los derechos del pueblo cubano.
Llama la atención, entonces, y causa alarma, la actitud de no pocos ciudadanos que incumplen y olvidan el comportamiento a seguir cada vez que se amplifican las notas del himno glorioso, en un país donde la cultura general y el nivel de escolaridad superan la media de muchas naciones del mundo.
Detener el paso, ponerse de pie como un resorte en posición erguida, descubrirse la frente y entonar o acompañar a viva voz la letra del Himno Nacional cubano son normas de respeto ineludibles para todo ciudadano del país cuando se escuche este canto en actos públicos al aire libre, o en cualquier otro evento de carácter oficial.
Venerar y respetar al himno de la patria es la mejor manera de rendir tributo a los mambises del 68 y del 95; a la generación del 30 y a los paladines que salvaron las ideas y la prédica martiana en 1953; a los que murieron, pelearon y vencieron en la Sierra y en Playa Girón, y a los miles de compatriotas que defendieron y defienden, a riesgo de sus vidas, la obra y los principios del socialismo en este archipiélago antillano.
No olvidemos nunca que Cuba enfrenta hoy una agresión ideológica por parte del imperialismo y la contrarrevolución que apuesta por la desmemoria, la infamia y el olvido de las tradiciones que forjaron, sustentan y salvaguardan la unidad de nuestro pueblo heroico.
José Martí lo advirtió desde las entrañas del monstruo norteño cuando dijo: “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento”.
Corresponde sin duda a las familias y a la escuela plantar la semilla del conocimiento, respeto y veneración a los símbolos de la Patria desde la propia cuna.
Es tarea principal de las organizaciones políticas, sociales y gubernamentales reforzar estos valores con la austeridad que demandan; y le asiste a la comunicación institucional, comunitaria y de masas mantener vivo el conocimiento y aprecio de cuánto significan; cómo se veneran; y de qué forma se deben honrar y respetar el Himno de Bayamo, la Bandera Nacional y el Escudo de la Patria.
A quienes deshonren estas insignias, el más grande repudio popular y también, por qué no, aplicar con rigor la ley que protege a nuestros símbolos nacionales.